07/06/2024
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
En el corazón de Salamanca, hace 150 años nacía la Congregación de Siervas de San José dando vida al carisma Josefino, que encuentra en la Sagrada Familia, que ora y trabaja en su taller en Nazaret, el centro de su espiritualidad. Fundada el 10 de enero de 1874 por Bonifacia Rodríguez de Castro (Salamanca, 1837- Zamora, 1905), la primera santa salmantina, junto al jesuita Francisco Butiñá, el legado de esta congregación ha trascendido fronteras, llevando su carisma a los cinco continentes.
Actualmente, el carisma josefino está presente en Italia, Filipinas, Papúa Nueva Guinea, Vietnam, RD del Congo, Zambia, Estados Unidos, Argentina, Colombia, Cuba, Perú y Chile, donde la congregación se ha mantenido fiel a su misión original: promover los valores evangélicos y dignificar el mundo del trabajo, especialmente el de las mujeres.
La Sierva de San José, María de los Ángeles González, explica que están celebrando el “150 aniversario de la presencia del carisma josefino en la Iglesia”, bajo el lema: “Tejiendo en Nazaret”. Este carisma, que nació con las Siervas, resuena en “muchas personas laicas que también se sienten llamadas a vivir su fe orientadas en nuestro carisma”.
El carisma josefino se centra en el seguimiento de Jesús, trabajador en Nazaret, y se compromete con la promoción y evangelización del mundo trabajador pobre, poniendo especial atención en la dignificación de la mujer trabajadora. Una misión que se inspira en el lema que Santa Bonifacia vivió y dejó como regalo a su congregación: “Trabajo, fe y amor”.
El laico josefino Juan Rodríguez corrobora las palabras de Ángeles y destaca cómo ese carisma influye en su vida: “Trabajamos con las Siervas en talleres de todo el mundo y hemos ido descubriendo que nuestra fe tiene su descanso en ese carisma”. Es en Nazaret, donde “encontramos un espejo en el que mirarnos, poniendo en valor la vida cotidiana y la presencia de Dios en ella”.
Los 150 años del carisma josefino no van a pasar desapercibidos. Los actos conmemorativos comenzaron el pasado 10 de enero con un encuentro virtual de toda la familia Josefina en los distintos países donde está presente su carisma. Una actividad organizada por la comisión internacional, que “nos ha permitido vernos la cara laicos y siervas de todo el mundo, nos hemos podido conocer y hablarnos en directo”, destaca Juan Rodríguez Gil. Este laico josefino vive el carisma como profesor en el Colegio Sagrada Familia de Salamanca y como monitor del Movimiento juvenil San José (MSJ), en el que más de un millar de jóvenes de toda España participan semanalmente en talleres donde comparten su tiempo libre y hacen vivencia del carisma josefino.
Además, la provincia de España estableció otra comisión encargada de organizar actos de carácter más local. Por ejemplo, en Salamanca, el pasado 12 de abril, se conmemoró el 150 aniversario con tres actos en el Colegio Sagrada Familia de las Siervas de San José. El primero consistió en la proyección de un vídeo que repasaba la historia de la congregación en la Diócesis de Salamanca, seguido de una misa de acción de gracias y una exhibición de bailes charros.
El culmen de estas celebraciones tendrá lugar el fin de semana del 7 y 8 de junio, en Zamora y Salamanca, dos ciudades significativas en la vida de Bonifacia que acogerán un encuentro-peregrinación al que asistirán más de 180 peregrinos procedentes de toda España: religiosas de las Siervas de San José, laicos josefinos, jóvenes del Movimiento San José, trabajadores y voluntarios de los distintos proyectos de la congregación en España, así como familiares de Santa Bonifacia y amigos.
El encuentro comenzará en Zamora el viernes, 7 de junio, donde Santa Bonifacia puso en marcha en 1883 una comunidad para acoger a niñas y jóvenes, educarlas y enseñarlas un oficio al tiempo que cultivaban su formación cristiana. En Zamora celebrarán una vigilia de oración en la iglesia de San Juan Bautista preparada por la comunidad del Colegio Divina Providencia, presidida por el obispo de Zamora, Mons. Fernando Valera.
Y el sábado 8 de junio, por la mañana, los peregrinos recorrerán las calles de Salamanca en una “Ruta Josefina”, que los llevará a los lugares más significativos para la congregación. “Vamos a conocer la ciudad pero desde el punto de vista de nuestro carisma, buscando los lugares en los que Bonifacia y Butiña comenzaron la aventura de esta congregación”, señala Juan Rodríguez.
Además, a las 16:15 horas visitarán la Catedral Vieja, en cuya pila bautismal recibió el sacramento del Bautismo santa Bonifacia. La jornada concluirá con una eucaristía, a las 18:30 horas en la iglesia de la Clerecía, donde comenzó a gestarse el carisma. La celebración presidida por el obispo de Salamanca, Mons. José Luis Retana, y concelebrada por sacerdotes diocesanos y amigos de la congregación.
La familia de las Siervas de San José confía que esta celebración “sea un motivo de alegría para toda la Diócesis y una ocasión de acción de gracias al Señor por el regalo que supone para la Iglesia el carisma josefino”.
La figura de Santa Bonifacia sigue siendo fuente de inspiración para la familia josefina. La Sierva de San José, María Burrieza, titular del Colegio Sagrada Familia de Salamanca, comparte su admiración por esta pionera: “La Madre Bonifacia fue una mujer sencilla, pero de un carácter extraordinariamente firme con las decisiones que tomó y de una fidelidad a lo que se le había propuesto y le pedía el Señor”.
Esta religiosa recuerda el origen de la fundación de la congregación. “En la Clerecía la Madre Bonifacia se confesaba con el P. Butiñá quien pronto cala la hondura de esta mujer”, sostiene Burrieza.
Bonifacia tuvo que ponerse a trabajar a una edad muy temprana, tras el fallecimiento de su padre, y contaba con un taller de cordonería y pasamanería adonde acudían jóvenes con las que compartía ratos de ocio y formación. “El P. Butiña había observado en Cataluña el desamparo de las mujeres trabajadoras y propone a Bonifacia una congregación cuyo modelo sea Jesús, orando y trabajando en Nazaret”, explica María Burrieza. Una idea “que Bonifacia encarna perfectamente”.
Así, desde los inicios de la congregación la santa acoge en su casa a niñas y mujeres con el propósito de que “aprendan un oficio, trabajen y sean autosuficientes. Una idea de enorme modernidad”, como destaca la religiosa Burrieza. Esta idea fue innovadora y no estuvo exenta de críticas y rechazo por parte de algunos miembros de la Iglesia. “No era una congregación al uso, con normas conventuales, rezos,…”. Las hermanas y mujeres acogidas en el taller compartían trabajo, recursos económicos y la vida misma. Lo que provocó su destitución como superiora y marginación.
Junto a su madre, se traslada a Zamora y funda una nueva comunidad taller donde mantuvo fidelidad a su carisma original, mientras que en Salamanca se alejaron de él. En 1901, la congregación de las Siervas de San José obtiene la aprobación pontificia y queda excluida la comunidad de Zamora.
Bonifacia fallece en Zamora el 8 de agosto de 1905 y no fue hasta dos años después de su muerte cuando las dos comunidades se unen, gracias al empeño de Socorro Hernández, ssj compañera. Ella es quien escribe su biografía, reivindicándola como fundadora, y la ocultó en una caja bajo el suelo de la capilla de la comunidad de Zamora.
No fue hasta 1936 cuando se iniciaron investigaciones para esclarecer la verdad, arrojando luz sobre la verdadera fundadora, Bonifacia. Una mujer “de una hondura y una valentía enorme. Sencilla y resiliente. Absolutamente extraordinaria”, como la califica María Burrieza.
Esta religiosa comenta que la comunidad de Salamanca ya había comenzado a extenderse y en la actualidad la familia josefina está presente en los cinco continentes.
Burrieza destaca especialmente la labor que realizan las comunidades Filipinas y América Latina, “con realizaciones de promoción de la mujer y talleres que las enseñan a trabajar y a valerse por sí mismas”.