ACTUALIDAD DIOCESANA

04/05/2020

“Tengo mucho más presente en mi vida a los que sufren”

José Ángel Ávila es el párroco de Carbajosa de la Sagrada, Rector del Seminario diocesano y responsable de la Delegación diocesana de Catequesis. Este joven sacerdote ha tenido que pasar varias semanas en aislamiento por presentar síntomas leves compatibles con el covid-19. Hoy comparte su experiencia.

 

Comparto mi experiencia de lo que ha supuesto para mí estas semanas de aislamiento, en las que he vivido siguiendo las pautas del médico, pero sin que me hayan hecho las pruebas para certificar que tuve el coronavirus. Los síntomas que padecí fueron leves: malestar, cansancio, dolores en el cuerpo, escalofríos, considerando que podría ser un resfriado. Después sufrí la pérdida de olor y sabor, y es cuando llamé al médico, que me aconsejó que me aislase totalmente durante al menos quince días. Ahora he ido recuperando olor y sabor aunque no del todo, pero me encuentro bien en general.

Lo primero que uno descubre cuando está un poquito enfermo, como a mí me ha ocurrido, es la toma de conciencia de la propia fragilidad. El cansancio y los dolores en el cuerpo, me obligaban a recostarme e impedían poder hacer las tareas que tenía previstas. Pero esto duró pocos días, y tomando paracetamol se me fue pasando.

Luego vino una fase de encerramiento total, en la cuál podía hacer una vida normal nada más que no tenía ni olor ni sabor. En ningún momento me he sentido agobiado ni preocupado porque fuera a empeorar mi salud.

Cultivar la interioridad

En este tiempo he aprendido que de un momento a otro todo cambia radicalmente y que yo no llevo las riendas de mi vida. ¡Cuántas cosas programadas que no se han podido hacer! El hombre propone y Dios dispone. He descubierto que necesitaba recuperar un tiempo para cuidar la interioridad.

El silencio y la soledad me han ayudado a la reflexión, a cultivar más mi “ser sacerdotal” con la oración y el estudio, y a ordenar mi vida interior para que sea el Señor mi centro desde el cuál gire todo.

Entrega a los demás

La situación de enfermedad y muerte que nos ha golpeado tan de cerca en sacerdotes cercanos y sus familiares, para mí, es una llamada a “estar vigilante”, a ser humilde, a no preocuparme por las cosas relativas sino, sobre todo, a vivir cada momento en una entrega mayor de servicio al Señor y a los demás. En este sentido, tengo mucho más presente en mi vida a los que sufren, por ejemplo en mis oraciones, en la eucaristía, y procuro contactar con aquellos que puedan estar pasándolo mal. para darles una palabra de ánimo y esperanza.

Fraternidad presbiteral

Agradezco muchísimo a las personas que en este tiempo han contactado conmigo para interesarse por mi salud, en especial, a los sacerdotes de la diócesis, y sobre todo, la atención que ha tenido conmigo Fernando, el delegado de Pastoral de la Salud. Estas conversaciones telefónicas han supuesto para mí  un estímulo, apoyo, y crecimiento en la fraternidad presbiteral. Estoy seguro de que este momento de sufrimiento que vivimos nos va a ayudar a unirnos más entre nosotros, y a poner nuestra mirada en lo fundamental, que es el amor a Cristo y a los hermanos que van a quedar más afectados por esta situación.

¿Te gustó este artículo? Compártelo
VOLVER
Actualidad Diocesana

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información. ACEPTAR

Aviso de cookies