ACTUALIDAD DIOCESANA

14/04/2023

“Todos tenemos la posibilidad de devolver mínimamente el amor que recibimos gratuitamente de Dios”

En la pasada Vigilia Pascual, José Alberto Díaz, de 26 años, recibió el bautismo, la comunión y la confirmación de manos del obispo, Mons. José Luis Retana, en la Catedral Vieja, tras un periodo de formación y acompañamiento

 

SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN

Cuando José Alberto Díaz conoció a Miguel, un sacerdote de la Diócesis de Ciudad Real, se dio cuenta de que durante gran parte de su vida había crecido rodeado de perjuicios en torno al cristianismo. Coincidió con él en la carrera de Clásicas en la Universidad de Salamanca, y tras mantener largas conversaciones, “decidí entender por qué yo sentía ese rechazo hacia una cosa que no conocía, y poco a poco me fui dando cuenta de que me identificaba más con esa percepción y con ese sentir de la realidad que veía Miguel”.

El obispo bautizó a José Alberto Díaz en la Vigilia Pascual que presidió en la Catedral Vieja de Salamanca

Este joven de 26 años, natural de Palma de Mallorca, en la actualidad realiza el doctorado de Latín en Pisa, pero su experiencia de conversión la inició en Salamanca, de la mano también de Pastoral Universitaria, y que se culminó en la pasada Vigilia Pascual, cuando recibió el bautismo, la comunión y la confirmación en la Catedral Vieja, de manos del obispo, Mons. José Luis Retana.

Un primer paso en su decisión, según relata, fue razonar sobre si el mundo en el que estamos, “es una creación o es fruto del azar”, y José Alberto cree con la razón, “creí llegar a la convicción de que es una creación, pero a partir de ahí, me faltaba dar un último paso, y sobre todo, comprender el lado positivo de la afirmación del cristianismo en la persona de Jesús, que dice sí, que te llama por tu nombre y que te elige justamente a ti como persona, y no a otra, entonces ahí empecé a leer”.

El amor de Dios

Y desde que hace tres años tomó la decisión de bautizarse, “siempre he entendido que ser cristiano es una elección, de ser otro que a lo mejor es el verdadero yo, y de entender, que todos y cada uno tenemos la posibilidad de devolver mínimamente el amor que recibimos gratuitamente de Dios”.

El joven, junto a sus padrinos en la Vigilia Pacual.

Algo que también marcó el hecho de afianzar este compromiso fue el nacimiento del hijo de su prima Irina, al que denomina “sobrino”, “y ella me pidió ser el padrino, sin ser muy consciente de todas las cargas que conlleva y todas las condiciones”.

Y para José Alberto, esa vida nueva y esa responsabilidad de poder ayudar a alguien de todo corazón a orientarse en la vida, “es realmente el momento de dar el paso, y cuando uno ha sido ateo durante mucho tiempo, hay un momento de vergüenza de lo que se ha creído, de cómo me van a entender ahora, que me van a decir que soy un hipócrita, y cuando entra en juego la vida de otra persona y también su educación espiritual, uno intenta dejar eso aparte y demostrar lo que uno cree sin tapujos”.

Vivir la fe en comunidad

En el rito del bautismo fue revestido de blanco como símbolo de pureza

Después de mucha espera y esfuerzo, que él mismo admite, “considera que la fe no se puede vivir solo, “y que uno de los momentos fundamentales es descubrir que uno no está solo en el mundo, y por eso, entender también la importancia de la Iglesia y de la comunidad“.

Y tras recibir el bautismo en la Vigilia Pascual, “me siento parte de esta comunidad, y sentirse respaldado, ha sido muy importante sobre todo en mis momentos más bajos de estos años de formación“.

También recibió la eucaristía

De la figura de Jesús, este joven subraya su capacidad de amarnos, “antes de que nosotros le hayamos dicho sí, y demostrarnos incluso cuando le estamos negando, o cuando le damos la espalda, que está ahí en cualquier momento, y que nunca es tarde para girarse y decirle que sí”. José Alberto Díaz ha encontrado en Jesús comprensión y amor, “sin ningún tipo de condiciones, que me quiere por cómo soy y por todo lo que es mi potencial, y que, obviamente, me ha dado vicios y virtudes como todo el mundo tiene, y también tiene un plan para mí”.

Y ante la decisión que tomó este joven, apunta a otros que estén en su misma situación que no tengan miedo y recelo de lo que pueda pasar. “Es completamente normal, porque uno siente que está cambiando y que algo se está transformando en tu interior, y que ha descubierto una luz que antes no veía claramente”, describe.

“Nunca escondas la fe”

Asimismo, insiste en que mucha gente puede ser que no lo entienda, “o que lo digan que lo está haciendo por oportunismo, o porque te conviene, o por no sentirte aislado, pero que si uno realmente siente la llamada a la vocación, tiene que dar el paso, y tampoco hay que estar avergonzado, incluso cuando hay cierto riesgo y ciertas condiciones, ya no solo familiares, sino también pueden ser sociales, porque hay países donde ser cristiano no es nada fácil“.

E insiste en que aunque Jesús pueda comprender que se le niegue, “nunca hay que esconder la fe”. Este joven admite que todavía hay personas con las que intenta evitar hablar del tema, “pero es todavía mi culpa, y es algo que tengo que trabajar para poder abrirme y no negar a Jesús en ningún punto de mi vida”.

 

Mons. José Luis Retana felicitando al joven tras el bautismo.
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