ACTUALIDAD DIOCESANA

30/10/2019

“Somos laicos y no lo sabemos, el bautismo nos ha llenado de Espíritu y tenemos que ejercer toda la vida regalada en la fe”

 

 

 

 

El obispo le ha encomendado la tarea de delegado de Apostolado Laical en la diócesis, ¿cómo asume este importante reto?
La primera impresión fue una sensación de sorpresa tremenda, y le pedí un margen para hacer dos cosas, por un lado, rezarlo, y por otro, contrastarlo con mi comunidad Adsis, quien me ilumina pensando en el bien mío, en el de la Iglesia y en el de la comunidad. Después, le dije sí a su ofrecimiento, esperando empezar, con la ilusión de a quien le ha tocado una parcela al servicio de la Iglesia de animar la vida del laicado de Salamanca. Tengo un equipo buenísimo, con siete personas, y como en todas las delegaciones, hay una de la vida consagrada y un presbítero, los otros cinco son laicos, y las otras cuatro todas son mujeres. Ese dato responde a uno de los mandatos de la Asamblea Diocesana, de ampliar los espacios de presencia de la mujer en la Iglesia.

¿Cuáles han sido sus primeros pasos?
Más que la mía, la de mi equipo. Estamos organizándonos y consideramos que hay mucha tarea por hacer. Hemos seleccionado un extracto del Reglamento de la delegación que elaboró el obispo, y las normas para las cofradías, que también dependen de nuestro equipo, y tenemos una serie de tareas. Estamos en ese momento de intentar priorizar por dónde empezar y como en todos, existe un choque entre lo importante y lo urgente.

¿Qué ventajas supone trabajar en equipo?
Trabajar en equipo tiene sus pros y sus contras. Por un lado, está el que busca la eficacia, que para el equipo es una dificultad porque hay que esperar, consensuar y madurar. Pero si se busca la eficacia de fondo, en hondura, trabajar en equipo es muy rico porque se muestran todas las sensibilidades, y el deseo de compartir un objetivo, que es animar al laicado, que enriquece mucho y es más eficaz.

El papel de los laicos

¿Qué papel desempeñan los laicos en la vida de la Iglesia salmantina?
El papel que desempeñan los laicos en este momento es el de ayudantes de los curas, por generalizar. Es decir, limpian cuando el cura se lo dice, en su mayoría mujeres, en un 98%; y dan las catequesis según el plan que el cura les dice, generalizando, e incluso, dan la Comunión si los sacerdotes les invitan a ello, etc. Por desgracia, estamos en un esquema verticalista, donde la sociedad es reflejo de ello. Primero está el Papa, después los cardenales, los obispos, los curas y luego, los laicos, cuando realmente el bautismo nos iguala a todos, y los curas nacieron laicos a la fe, pero los ministerios laicales no están funcionando propiamente. Por otro lado, está el punto de vista subjetivo, el individual y personal, porque muchos laicos, a la luz de lo que el Espíritu Santo les suscita, son testigos fuera de la Iglesia. Y esto forma parte de la vida de la Iglesia salmantina, porque fuera del templo también está la Iglesia. El laico que está en el trabajo, en la pandilla de amigos, en la facultad, está dando testimonio, y ahí está la Iglesia, y eso existe, aunque no exista conciencia de que eso es una tarea eclesial en fidelidad al Evangelio y al mandato del Concilio del Vaticano II, y del Papa Francisco.

Miguel Reyes, durante la entrevista.

En la última Semana de Pastoral dio a conocer una encuesta sobre las comunidades, asociaciones y movimientos laicales, ¿cuál fue su respuesta?
Lo primero que pensé al hacerme cargo de esta delegación es que no conocía nada del laicado de la diócesis. Por eso, lo primero que tienes que hacer es preguntar, y envié una encuesta a todos los movimientos y las cofradías. Después hice un análisis de las respuestas, y las pocas conclusiones que pude sacar son subjetivas, que creo que se acercan mucho a la realidad. Una de ellas es el potencial del mundo cofrade, donde hay miles de creyentes vinculados a las hermandades y cofradías, y, además, desde los cero años a la muerte. Por otro lado, está el tema de la edad, la Iglesia visible, la que va a misa, la que viene a la Semana de Pastoral, que es una Iglesia envejecida. ¿Hay jóvenes? Sí, muchos, pero no acaban de vincularse a las personas mayores, nos falla como Iglesia crear el puente de comunión para que los jóvenes se sientan Iglesia, también con sus padres y abuelos. Por otro lado, he percibido la gran laguna formativa que hay entre los laicos, que es lo que impide que asuman una responsabilidad un poco mayor a la que están acostumbrados.

Después de este análisis, ¿qué mensaje lanzaría?
¡Laicado, despierta! Esta frase resume el momento actual del laicado diocesano. Somos laicos y no lo sabemos. El bautismo nos ha llenado de Espíritu y tenemos que ejercer toda la vida regalada en la fe, pero no lo sabemos.

 

Puedes leer la entrevista completa en la edición impresa de Comunidad, la revista oficial de la Diócesis de Salamanca). ¿Quieres suscribirte? lo puedes hacer en este enlace

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