ACTUALIDAD DIOCESANA

06/02/2020

«En la enfermedad nos despojamos de las cosas superficiales, y al final, está Dios»

El nuevo director del Servicio diocesano de Pastoral de la Salud, Fernando García, ha asumido esta responsabilidad con vocación de servicio, y se muestra ilusionado con la encomienda.

¿Cómo ha asumido la responsabilidad de dirigir el Servicio diocesano de Pastoral de la Salud?

Como un sueño, porque cuando mi padre tuvo su última enfermedad, hace muchos años, me quedó en el corazón el tema de los enfermos. Y alguna vez he manifestado que me gustaría que mi último cargo pastoral fuera algo relacionado con ella, y ha llegado ahora. Para mí es una acción de gracias grande, a Dios y a mi obispo, por confiar este ministerio en mí.

¿Qué le transmiten los enfermos y por qué habitan en su corazón?

Me han acercado la presencia de Dios y Jesús sufriente y cercano. He descubierto en los enfermos una palabra especial, y su gran misericordia, en el ministerio del dolor y el sufrimiento, me han enseñado mucho, y, sobre todo, en la forma de vivir su enfermedad, sobre todo en los casos terminales.

¿Cuáles son los principales retos de este servicio?

Además de atender a los enfermos en los hospitales y en sus casas, desde las parroquias, que está cubierto ya, hay una serie de retos. Por un lado, suscitar la formación de voluntarios que acompañen y visitan a los enfermos y ancianos. Otro reto importante es la atención a los ancianos en las residencias y en los domicilios, porque muchos viven la soledad. En este sentido, hace falta un compromiso intenso de la comunidad cristiana. Y otro reto importantísimo es el tema de los profesionales de la salud, tanto auxiliares, enfermeras o médicos, que merecen un cuidado especial.

¿Cuáles son los servicios que ofrece la Pastoral de la Salud?

En las parroquias hay equipos de Pastoral de la Salud, algunos movimientos eclesiales que acompañan y realizan esta tarea, coordinados con la parroquia, como la Legión de María, las comunidades de San Vicente o las Hijas de la Caridad. Y a nivel más diocesano, desde el servicio queremos impulsar esta acción interparroquial, con un plan de formación periódica, mensual, de los voluntarios de la Pastoral de la Salud.

¿Qué papel juega el voluntariado en el acompañamiento?

Por un lado, está la gratuidad, y por otra, el tratamiento personal, la cercanía, porque visitan a las personas una y otra vez, tanto a las casas como a las residencias. Destacaría el voluntariado parroquial, que tienen una tarea más continua con personas que están en residencias o domicilios, se personaliza mucho el trato, la relación directa, se conocen a las personas, no son profesionales, son como hermanos que se acercan. Ellos llevan la presencia de la comunidad cristiana, y muestran la sensibilidad de la fe ante la enfermedad como hizo el mismo Señor.

‘Acompañar en la soledad’

En esta ocasión, la Jornada Mundial del Enfermo se centra en “Acompañar en la soledad”, ¿Cuál es la realidad al respecto en Salamanca?

El tema de la soledad no solo está vinculada a los mayores y a los enfermos, sino que es una epidemia, según comentan los expertos, se está contagiando a mucha gente joven, que tienen muchos contactos, pero una gran falta de comunicación profunda y de acompañamiento, de amigos. Esa experiencia es muy dura y tenemos ese problema delante. Muchas personas viven en un gran aislamiento personal, y en las residencias de mayores se ve.

¿Cuál es lo más duro de la soledad?

La soledad es un problema que nos inquieta, porque conduce al aislamiento, a una vida de falta de relación, al encerramiento en uno mismo, a enfermedades mentales, y muchas veces, al sinsentido de la vida, y algunos casos de suicidio. Falta la comunicación interior verdadera, personal y profunda. Va todo muy acelerado, hace falta un momento de paz, de tiempo. Para salir de la soledad hace falta otra cosa, como la presencia gratuita, en espacios de silencio y de escucha.

¿Cómo se hace frente a ella en este servicio diocesano?

Estamos en una etapa de tomar conciencia de la problemática de la soledad, de las causas, de cuáles serían algunas alternativas a esas situaciones, según los tipos de personas.

¿Cuál es el perfil de la persona que es atendida por la Pastoral de la Salud?

Las personas que se visitan en sus domicilios, casi todos son personas mayores, de entre 80 y 90 años, algo más de mujeres, pero también hombres. En los hospitales vemos a pacientes de todas las edades y que suelen tener apoyo familiar. Sin embargo, en la residencia se respira mayor soledad, es otra cosa, por la proporción de gente que no tiene visitas familiares.

¿Cómo se enfrenta un cristiano católico a la enfermedad y a la muerte?

En la enfermedad nos despojamos de las cosas superficiales, porque el que está enfermo, su vida está centrado en eso. En ese proceso existencial de cambio de vida también lo hace en su interior, porque las preocupaciones que tienes ya no son lo que tienes que hacer o comprar. Y según evolucione la enfermedad, la entrada interior, en lo personal es cada vez más honda, para bien y para mal. Por eso es importante el acompañamiento y la presencia respetuosa, pero real y auténtica, que no fuerce el proceso, que lo respete.

(Puedes leer la entrevista completa en la edición impresa de Comunidad, la revista oficial de la Diócesis de Salamanca). ¿Quieres suscribirte? lo puedes hacer en este enlace

 

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