ACTUALIDAD DIOCESANA

04/04/2019

Encuentro internacional de Fe y Luz en Salamanca

El equipo de coordinación representa a las 52 provincias de este movimiento en 90 países repartidos por todo el mundo

E. C. | Hace unos días, el consejo internacional de Fe y Luz celebró su reunión anual en Salamanca, en la Casa de la Iglesia, donde repasaron “cómo va el movimiento, cómo están o las necesidades que tienen”, como apuntó el coordinador internacional, Raúl Izquierdo. Asimismo, también miraron hacia el futuro, “sobre cual es la visión que tenemos para los próximos años”, y ver las acciones que van a plantear para ello.

El coordinador internacional recuerda que Fe y Luz está fundada con la convicción de que toda persona con una discapacidad mental “es una persona plena con todos los derechos de un ser humano: derecho, sobre todo, a ser amada, reconocida y respetada en su ser y en sus opciones; derecho también a recibir la ayuda necesaria para poder progresar en todos los aspectos, tanto espirituales como humanos”.

El corazón Fe y Luz: las personas con discapacidad mental

Estos portavoces internacionales de Fe y Luz representan a 52 provincias repartidas en 90 países del mundo. Como recuerda Izquierdo, “es un movimiento formado por comunidades cristianas cuyo corazón son las personas con una discapacidad mental”.

Este movimiento tiene en el mundo unas 1.500 comunidades y en este encuentro estaban representados todos. “Nos organizamos en provincias, con 12 vicecoordinadores nacionales, y cada uno acompaña a una parte del mundo”, apuntó Raúl Izquierdo, que a su vez pertenece a una de las comunidades de Fe y Luz de Salamanca.

Los tres testimonios. Foto: Óscar García

Para conocer las diferentes realidades de Fe y Luz en el mundo, nadie mejor que los responsables de determinadas zonas, donde en ocasiones son minoría. Valerie Jaques es de Malasia, y representa a las comunidades de Asia, Australia y Nueva Zelanda, “de tres provincias que reagrupan muchos países”, desde Filipinas, Malasia, Singapur, India, Pakistán, hasta el sudeste asiático, o el norte de Asia, como Taiwán, Corea del Sur o Japón, entre otros.

“Es muy diferente el trabajo allí porque la mayoría de los países empezó con una reunión de gente dentro de la religión católica y la mayoría de las comunidades existen en el contexto de parroquias católicas, pero hay comunidades que tienen miembros que vienen de entornos no católicos, o de otras religiones, como los budistas”, aclara Jaques. Como describe esta responsable, los católicos son minoría en todas las regiones asiáticas, “pero participan en las celebraciones que hacemos, en las oraciones, donde incluimos símbolos que son comunes a las diferentes tradiciones, como las flores, las velas o el agua”.

Comenta además que en sus reuniones intentan utilizar las diferentes tradiciones, “y celebramos festividades, no solo las cristianas, sino también otras, como nuevo año chino, y decoramos con lo típico, como las velas”. Toda esta serie de iniciativas considera que sus amigos con discapacidad “disfrutan de estos momentos porque les encanta disfrazarse”. Valerie Jaques insiste en que intentan hacer muchos eventos culturales para que todo el mundo pueda sentirse incluido, no se trata solo de utilizar la tradición católica si no de incluir diferentes tradiciones culturales, porque para ellos todo el mundo es su amigo”.

Desde otro punto del mundo llegó al encuentro de Salamanca Ulyana Roy, de Ucrania, con 36 comunidades de Fe y Luz, y representando a tres provincias, la de ‘Danubio (Hungría, Rumanía y Serbia), Ucrania y ‘Entre mares’ (Georgia, Lituania, Chequia, Rusia y Eslovaquia). Ella lleva dos décadas en este movimiento y asegura que allí es diferente, “porque algunas comunidades de estas provincias están muy vivas y se reúnen a menudo, con campamentos juntos, viven una vida muy completa en común”, y también hay comunidades que están envejeciendo, “y están encontrado la manera de cómo ser una comunidad de Fe y Luz más mayor”, subraya Ulyana Roy.

Eucaristía celebrada con las comunidades de Fe y Luz. Foto: Óscar García

En sus provincias también se da una situación delicada, en especial, entre Rusia, Georgia y Ucrania, “porque en 2008 hubo una guerra entre Rusia y Georgia y ahora en 2014 hubo otro problema entre Ucrania y Rusia, y por esa razón los países están encerrados más en sí mismos”. Aunque ella asegura que saber que Fe y Luz está en esos países “les ayuda a estar un poco más abiertos, es positivo que exista en esos países, nos ayuda a no ver la guerra sino a la gente”.

Situación en Siria

Por último, Edward Amgad, de Mansura, en Egipto, también comparte en un receso del consejo internacional cómo se trabaja desde Fe y Luz en las provincias que representa, muchos de ellos países en conflicto, como Siria, o Jordania, Sudán, Irán o Líbano, entre otros. En total, representa en este encuentro a seis provincias de nueve países. “Tenemos muchos problemas en estos lugares, hay que contar con que existen muchas guerras y tormentas políticas y sociales, pero aún así, la vida en los suburbios no es mala gracias a los vínculos que se generan”, asegura. Al respecto, indicó que en Alepo hay 13 comunidades de Fe y Luz que llevan implantadas y gestionadas por dos personas desde hace tres años, y en Egipto cuentan con 70 comunidades repartidas en tres provincias.

*(Puedes leer el reportaje completo en la edición impresa de ‘Comunidad’, la revista oficial de la Diócesis de Salamanca)

Información sobre la inscripción en este enlace

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