ACTUALIDAD DIOCESANA

07/11/2019

EvangelizARTE. San Martín y el mendigo

El próximo 11 de noviembre celebraremos la memoria de San Martín, es una ocasión propicia para acercarnos a la iglesia dedicada a este santo en la ciudad de Salamanca. En esta parroquia se distingue al santo de Tours en varios lugares del templo, pertenecientes a los momentos históricos transcurridos desde su origen, allá por el siglo XII, y, por lo tanto, las imágenes pertenecen a estilos diferentes. Así, encontramos innumerables representaciones iconográficas por todas partes del templo, reflejo de cómo ha vivido su historia de salvación esta comunidad parroquial, que ha tenido como ejemplo y estímulo a San Martín, te invitamos a acercarte y descubrirlas. Por ejemplo, nos encontramos con dos, bien diferentes en estilo, en las portadas que actualmente dan acceso al edificio: la renacentista de la calle Quintana y la románica de la Plaza del Corrillo. Otras dos en las claves de bóvedas: la gótica de la bóveda estrellada del siglo XVI, que se encarga de sostener el coro de los pies, y una románica del obispo San Martín, desprendida y conservada en la capilla de los Mártires. También en el ático del retablo mayor, realizado por Alberto Churriguera, un lienzo del santo del siglo XIX, pintado y firmado por Federico Guisasola, que luego será reproducida su copia en el órgano. Y hasta en la sacristía podemos contemplar su imagen en el lavabo, realizada en el siglo XVIII en piedra policromada. En todas estas representaciones se recogen dos momentos cruciales de la vida del santo, la de su conversión y su servicio pastoral a la Iglesia, es decir: como soldado romano, montado a caballo y partiendo la capa al mendigo, y sentado en la cátedra de Tours, vestido como obispo.

San Martín, padre de los pobres

Foto: Óscar García

Antes que nada: ¿Quién es San Martín, por qué llegó y se mantuvo su devoción en nuestra diócesis? En el invierno del 337, siendo Martín soldado romano en Amiens, cerca de la puerta de la ciudad se encontró con un mendigo muerto de frío. Cortó su capa y se la entregó, eran todas sus posesiones, ya que la otra mitad pertenecía al ejército romano. Aquel mendigo resultó ser Cristo, quien se le reveló en sueños y provocó su conversión al cristianismo. Después de años de monacato, es ordenado sacerdote y en el 370 fue nombrado obispo de Tours en Francia. En la Edad Media la ciudad de Tours adquirió importancia por el recuerdo ejemplar del santo obispo, convirtiéndose en una ciudad de peregrinación, dentro de una de las etapas del camino de Santiago por Europa. La devoción y la popularidad de San Martín llegó hasta nuestras tierras gracias a los repobladores franceses, y se mantuvo viva por los peregrinos de la Vía de la Plata y los mendigos, que le consideraban su benefactor y protector.

Puerta de los Ganapanes o de los Pobres

A pesar de las muchas representaciones de San Martín que existen en esta parroquia de Salamanca, nos vamos a detener especialmente en una, debido a su belleza e importancia, la que se sitúa sobre la portada románica de la plaza del Corrillo. No debemos pasar por largo que forma parte de una portada, si la tratamos de una manera aislada perderíamos las claves que la hacen comprensible. La puerta, dentro de la concepción simbólica y global de un edificio cristiano, representa a Cristo que invita a entrar a todo el que pasa junto a ella: “Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará” (cf. Jn. 10,9). Y la portada bajo la que se encuentra la escultura de San Martín tiene un mensaje cristológico a la que se une a la vida del santo titular. Estructuralmente se despliega en cuatro arquivoltas de medio punto, llamando la atención la recorrida por lóbulos casi cerrados, rematados por rollos, decoración de influencia zamorana, así aparece en la Puerta del Obispo de aquella catedral. Las arquivoltas se asientan sobre seis columnas acodilladas con capiteles finamente trabajados, posiblemente por los mismos talleres que obraban en la Catedral Vieja. En los capiteles están representados animales fantásticos, tomados del bestiario románico, como arpías femeninas y masculinas, que hacen referencia a los malos pensamientos y las bajas pasiones; dragones enfrentados que personifican el mal; aves enredadas por las cabezas y patas que representan el alma humana atrapada por el pecado; y finalmente, dos capiteles con hojas de acanto recordando el dolor por la pérdida de la vida inmortal en el paraíso. Esta puerta, frente al mercado de la ciudad, que se desarrollaba diariamente en la Plaza Mayor, es una llamada de atención ante los abusos derivados de la avaricia, invitando a practicar la caridad con los pobres y necesitados, de ahí que fuera llamada la “Puerta de los Ganapanes o de los Pobres”. Su mensaje anima a rechazar el mal y el pecado de la avaricia, propia del que quiere ganar de más por el comercio injusto, y pasar por la puerta estrecha de la conversión (cf. Mt, 13, ss).

Como esta portada románica no tiene un tímpano donde situar el tema hagiográfico del templo, distintivo propio de las iglesias castellano-leonesas del sur del Duero, a principios del siglo XIII necesita dónde colocar una escultura del titular, y lo hace entre los canecillos del tejado y sobre el muro superior de esta puerta. La imagen se realiza en piedra policromada y cobijada por una hornacina de arco apuntado, y se encarga la representación más reconocible de la vida del santo, en parte condicionada por la crítica a la vida social y económica de la Plaza Mayor, a la que ya hemos hecho mención al tratar la portada románica. San Martín aparece montado a caballo, no pasa de largo ante el necesitado sino que se vuelve hacia aquel pobre, que se encuentra tras su cabalgadura. Usa su espada con fines caritativos, parte con ella parte su capa para cubrir la desnudez del mendigo, que se encuentra pidiendo y pasando frío, convirtiéndose así en un reproche al caballero cristiano medieval, que usaba su espada con fines militares contra sus adversarios nobles, tal y como podemos ver en una de las arquivoltas de la Portada de los Perdones, la que se encuentra a los pies del templo, dentro de la capilla de Nuestra Señora de las Angustias. La anatomía del pobre al que ayuda San Martín recuerda a las imágenes de los crucificados góticos del siglo XIII, con el torso visible remarcando sus costillas, con la herida abierta en el costado y la diadema en la cabeza a modo de corona de espinas. San Martín sirve de ejemplo a todos, principalmente a los comerciantes de la plaza ante la tentación de la avaricia, recordando que es necesario ayudar a los pobres y peregrinos, que en la escalinata de la puerta de San Martín se colocaban cada día para sobrevivir, pues son la imagen viva de Cristo: “cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis” (Mt. 25,40). Esta representación fue puesta para interpelar y sigue cumpliendo su función, porque nos sigue invitando a no ser indiferentes ante el sufrimiento del pobre, debemos pasar por la puerta de la humildad y pobreza de Cristo.

 

 

 

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