15/10/2019
Tras iniciar un nuevo curso escolar en Salamanca, ¿cómo describirías la situación del alumnado que cursa Religión?
Es muy aceptable, bastante buena. Estamos en un promedio en la escuela pública del 70%, y en la escuela concertada, habitualmente todo el mundo está inscrito en Religión. De modo que esta encuesta anual que es la inscripción de las clases de Religión para el curso siguiente, nos da un saldo bastante positivo, estamos contentos.
¿Se mantiene la cifra en los últimos años?
Ha descendido un poco, depende de las etapas, siempre tenemos más alumnado en Infantil y Primaria, en Secundaria y Bachillerato es más difícil, más con la LOMCE, que cambió un poco el estatuto en las asignaturas de Bachillerato. En cierto modo es natural, pero es un promedio muy aceptable. En Castilla y León damos las máximas de porcentaje en España, en especial provincias como Salamanca, Zamora o Ávila.
¿A qué se debe esta tendencia?
La sociedad española avanza, y el proceso de secularización, y a veces también es un poco por este debate continuo de las clases de Religión que genera mal ambiente para las familias. El ambiente es un poco hostil, tanto a nivel social como en los propios colegios. Los alumnos tienen derecho a la libertad religiosa. En la Evangélica, al principio no tenían profesores, pero ahora sí, y en la Islámica, lo piden, pero no tienen profesores acreditados. En Salamanca, por primera vez, hay dos colegios que lo han solicitado. Pero es una realidad que tiene que ver con la libertad de enseñanza y la religiosa.
¿Cuántos profesores imparten Religión en Salamanca?
En la escuela pública algo más de 70, repartidos entre unos 15 en Secundaria y Bachillerato, y el resto, en Infantil y Primaria.
¿Cuál es el perfil de los docentes?
Es un equipo docente muy variopinto, porque hay distintas edades. Cada profesor de Religión tiene su puesto en la Junta de Castilla y León, aunque sean las diócesis las que los proponen, pero desde hace unos años, el Estado español concede un puesto permanente y cada profesor tiene su puesto. Nosotros pretendemos que el tipo de docente sea, por un lado, evangelizador, no se puede excluir su identidad católica y cristiana. Y también, se pretende que esté al día en los medios pedagógicos, que tengan buen trato con el equipo directivo del centro, que sepan trabajar en equipo con el resto de profesores del colegio y de Religión de la diócesis. Y por supuesto, que tengan cierta identidad cristina y una vinculación con la Iglesia, sugerimos siempre que tengan una referencia en la vida de la parroquia.
¿Qué requisitos se piden para ser profesor de Religión?
La legislación es clara, en el caso de Infantil y Primaria hay que tener grado el Magisterio y la DECA, es decir, la formación básica que reconoce la Conferencia Episcopal Española (CEE) con un título. En Secundaria, tener la licenciatura en estudios eclesiásticos, los cinco años de Teología, más la DECA de Secundaria. También es verdad que como no hay muchos licenciados, con una licenciatura civil, más un cierto número de horas de Teología, más la DECA de Secundaria es suficiente. La mayor parte de profesores han entrado por esta segunda vía. Hay un total de cinco sacerdotes y el resto son laicos.
¿Cómo se enseña Religión hoy en día?
Tenemos el reto de usar bien el libro de texto, porque es una asignatura reglada, y la CEE tiene el documento básico de las cosas que hay que trabajar en el aula en cada etapa y curso. Luego el profesor utiliza cada vez más las nuevas tecnologías de la información, y por supuesto, su capacidad interactiva con los alumnos, aunque a veces todos experimentamos la frustración, porque después de preparar una clase, el grupo no es receptivo.
¿Cómo se han adaptado los docentes a la era de las nuevas tecnologías?
Las aulas también van cambiando su fisionomía, y tienen su proyecto, acceso a internet, etc. Existe una llamada también en sentido contrario, el uso del móvil no es bueno, y en algunos países están pensando restringirlo. Pero es cierto que cuando el aula tiene acceso a internet crece exponencialmente las posibilidades educativas. No se trata solo de ver vídeos, sino de formar. Un catequista no es un profesor de Religión y viceversa, aunque su tarea es complementaria. El catequista, con los medios a su alcance, tiende a captar unos valores, una fe concreta a un grupo. Pero el profesor de Religión ilustra el intelecto, quiere formar y capacitar para entender el fenómeno religioso y cómo ha imprimido su sello en la cultura, y a su vez, a través de ella descubrir esos valores religiosos. Todo es evangelización, y son tareas complementarias con las salas de catequesis en las parroquias.
(Puedes leer la entrevista completa en la edición impresa de Comunidad, la revista oficial de la Diócesis de Salamanca). ¿Quieres suscribirte? lo puedes hacer en este enlace
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