20/05/2020
La iniciativa #ReliEsMas, que aglutina a padres, profesores, cerca de medio centenar de delegaciones diocesanas de Enseñanza y distintas entidades del ámbito educativo de toda España que promueven la valoración de la asignatura de Religión en el ámbito escolar, ha conseguido su objetivo de ser trending topic en twitter con la etiqueta #ParemosLaLeyCelaa. Decenas de miles de personas han reivindicado por segunda vez (la primera quedada digital fue el 4 de mayo), que se retire la LOMLOE, “una ley de Educación que el Gobierno tramita sin consenso y a ritmo vertiginoso durante la pandemia del COVID-19 y que arrincona una materia que en España cursan 3,3 millones de alumnos”. Hoy, a las 18.00 horas, habrá una segunda oportunidad “para visualizar en la red social y con las mismas etiquetas el descontento de la sociedad española con esta normativa”, apuntan sus promotores.
Con la LOMLOE, “el Gobierno de España rebaja el derecho de las familias de educar a sus hijos conforme a sus propias creencias y convicciones”. España en su Carta Magna había alcanzado un consenso en materia de educación que viene reflejado especialmente en sus artículos 16 y 27 y que, ahora, “puede romperse de manera unilateral”, determinan.
En medio de una crisis sanitaria, social y económica, como recuerdan en un comunicado, “la Sra. Celaá, ministra de Educación, tramita en el Parlamento su propuesta de ley educativa, generando una polémica innecesaria, sujeta a ideología y carente del necesario consenso educativo, social y político”. Y aseguran que ante un panorama incierto “es deseable que la llamada reconstrucción nacional se apoye en una nueva configuración educativa que no expulse a nadie del sistema e integre las diferentes sensibilidades con respetuosa armonía”.
La propuesta ministerial perjudica particularmente a la enseñanza de la Religión en la escuela, aplicando un laicismo excluyente ajeno a la Constitución y contrario a la demanda de las familias que, solo en el modelo de confesionalidad católica, alcanza cerca de 3.300.000 millones de alumnos, más del 61% del total de los alumnos del sistema educativo. “Si la escuela persigue la educación integral no cabe otra posibilidad que ofrecer la asignatura de Religión en condiciones dignas. De no ser así, se hurtaría el derecho básico que todo alumno tiene de adquirir las herramientas necesarias para comprender el mundo desde una perspectiva transcendental e integradora”.
“La inexistencia de un Pacto de Estado hace que la educación vuelva a estar sometida a los vaivenes ideológicos de los partidos de turno, en este caso del PSOE y Unidas Podemos que intentan sin miramiento arrinconar la asignatura de religión rebajando su carácter académico. En Europa se imparte religión de modo estable y regular, con una carga lectiva semanal digna que permite su estudio normalizado. Una vez más, el Gobierno evita fijarse en Europa o en los países que tienen un alto grado de éxito escolar como es el caso de Finlandia, Dinamarca, Austria, Bélgica, Luxemburgo, Suecia, Reino Unido o Alemania”.
Proponemos que la asignatura de Religión esté presente en el marco escolar sin tensiones, “posibilitando así a los padres el ejercicio de su derecho a educar a sus hijos conforme a sus propias creencias y convicciones”. Es necesario pues habilitar una solución “de consenso”, que permita la posibilidad de elegir libremente esta asignatura, “con una carga lectiva digna y con una asignatura alternativa de carácter académico, con el valor de la evaluación como criterio pedagógico imprescindible y que sea computable para la media y el acceso a becas”.
En el nuevo paradigma al que nos conduce el COVID-19, “las grandes cuestiones existenciales vuelven a adquirir carta de ciudadanía: el sentido de la vida, del sufrimiento, de la muerte, la dignidad de la persona, la solidaridad, el bien común… Todas esas preguntas adquieren respuestas desde las propuestas antropológicas y éticas ofrecidas en la asignatura de Religión desde sus diferentes perspectivas confesionales”.
Tras esta masiva manifestación en redes, desde #ReliEsmas se espera que la ministra busque el consenso de las mayorías “y no simplemente el equilibrio aritmético parlamentario”.